Por Juan
Andrés Severino
“Enjugará Dios
toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto,
ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis
21:4)
Durante muchos años, la gran controversia entre
diferentes religiones ha sido, ¿Qué hay
después de la muerte?. Para las religiones protestantes, después de la
muerte no existe nada, ya que el hombre fue creado por Dios del polvo de la
tierra y al fallecer este vuelve al mismo estado y forma. (Gén: 3:19), por lo
cual, la existencia del purgatorio (estado transitorio de purificación y
expiación después de la muerte) no es algo con el cual ellos viven, ni
predican, sino, al ser llevada la persona al cementerio, su cuerpo queda en ese
lugar y ya “nada sabe”. En cambio, para la doctrina católica, esta “opción” o “posibilidad”
de que los muertos tengan un lugar para purificarse y limpiar sus pecados es completamente viable y respaldada por los
escritos bíblicos. Es por eso que entrar en discusiones de este tipo sabiendo que
cada religión dice “tener la verdad” y sus “fundamentos teológicos” lo amparan es
entrar en un verdadero ping - pong y podríamos estar horas y horas debatiendo
entre líderes y estudiosos de esta área.
Como no recordar mi último día de clases… el rayado
de las camisas blancas con recuerdos de todos los compañeros, las fotos con los
profesores, con los amigos, el último partido de fútbol o vóley, y la última
pasada de lista. Lágrimas en la mayoría se podían presenciar ese día, ya que
luego de 14 años (desde pre kínder) dejábamos de ser alumnos y pasábamos a ser
universitarios, el gran sueño de todos y que lamentablemente Trinidad no pudo
vivirlo; sino durante 5 largos meses estuvo luchando por su vida encerrada en
una pieza de cuatro paredes y conectada a diferentes máquinas, esas maquinas
que le daban la única opción de vida en esos momentos.
Según el estudio del Ministerio de Salud del
Gobierno de Chile, al 30 de Junio del 2012, 82 personas han sido donantes de órganos; el
60% corresponde a la región metropolitana y el 40% al resto del país.
Actualmente y según el informe de la Corporación del
Trasplante de Chile existen 1.186 pacientes esperando por un riñón, 130 por un hígado, 9 personas
por un corazón, 45 por un pulmón y más
de 1.000 por algún tejido (fuente: www.trasplante.cl).
Trinidad llegó a ser prioridad nacional, y no porque
venía de un apellido de “peso”, como pude escuchar lamentablemente en algunos
medios de comunicación nacional y redes sociales, sino porque realmente lo
necesitaba para poder seguir viviendo. Gracias a Dios, una familia que a pesar del dolor que tenía
por la pérdida de su hija a raíz de un atropello hicieron valer el sueño de
Daniela que era de donar sus órganos y salvar vidas.
Luego de una larga operación de más de 10 horas, los
órganos “donados” por Daniela ya estaban en el cuerpo de Trini y solo faltaba
esperar que tuvieran una buena reacción. Lamentablemente y luego de meses de
lucha, esta joven de 17 años que estaba cursando el 4to medio dejó de existir,
pero abrió una gran interrogante para cada uno de nosotros…
¿Podríamos dar vida después de la muerte?.
“Donar órganos, es donar vida” y vida después de la
muerte.